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nuestra historia

Porque 50 años no es nada….


¡Contemos nuestra historia JUNTOS!

2014 fue el año del 50 Aniversario de ASPRONA-LEÓN y la asociación hace un llamamiento a todos los que forman o han formado parte de su historia para contar sus experiencias y anécdotas favoritas que han compartido con la entidad a lo largo de este tiempo.
Si quieres participar, escríbenos por correo electrónico a  o por correo ordinario a Asprona-León C/ Ana Mogas Nº 2 – bis 1º C.P. 24009 de León.
Queremos que participéis todos: personas con discapacidad, familiares, voluntarios, trabajadores, colaboradores, amigos…
¡Contemos nuestra historia juntos!

Hemos recibio la historia de Gerardo Campano Morán, contándonos su experiencia como voluntario:

"Fui Voluntario de Asprona!

El tiempo que dediqué a Asprona como voluntario (desde los 13 hasta los 33 años) fue maravilloso, para mí era como una droga, estaba deseando terminar mis obligaciones para ir a Asprona y estar con los usuarios, entonces unos niños.

Aprendí mucho de ellos, sobre todo el entusiasmo que ponen en todo, y me dieron montones y montones de cariño. También pude comprobar la humanidad que se respiraba en toda la Asociación y la paciencia y tranquilidad de los monitores.

Recuerdo con carió y alegria una acampada que hicimos en el año 1982 Ricardo, Mª Luz, Porfi, Jose, Edi y yo con un grupo de 20 usuarios.

Cogimos el tren en León en la antigua estación de Matallana porque íbamos a Vegacervera. Cuando llegamos al pueblo de Matallana cargamos con las tienda sy con las pesada mochillas llenas de comida y todo lo necesario para los cuatro días que íbamos a estar allí, y andando hasta Vegacervera. Los entonces chavales no paraban de preguntar "¿Cuándo llegamos?".

Coincidió que eran las fiestas de San Juan y San Pedro y las celebramos allí con barbacoa, sardinada y alegría. Fueron cuatro días inolvidables de diversión, juegos y risas.

Para la vuelta decidimos coger el autobús que nos llevaría hasta la estación, pero no lo cogimos, ¿Por qué?... por culpa de una cuchara. Chaquis decía que era de él, y Pellón que también era de él, uno que si iba sin cuchara su madre le mataba, el otro que si iba sin cuchara su madre le daba una paliza. No se solucionó el tema hasta que un voluntario les regaló una cuchara muy parecida a la otra y cada uno con su cuchara, todo arreglado.

Pero claro esta movida llevó su tiempo y cuando por fin llegamos a la parada del autobús ya hacía un cuarto de hora que había pasado y además quedaba muy poco tiempo para que llegase el tren. Menos mal, que al vernos tan preocupados, un paisano se ofreció a llevarnos a la estación en su camión de vacas. 

Aunque el aroma que llevamos para León no era muy agradable, llegamos todos muy felices y contentos y deseando repetir la experiencia.

¡Gracias Asprona!"